Llega a mi cada cierto tiempo. Camina a mi lado. Me cuenta
historias, despacio, cerca, en mi oído. El muy desgraciado me hace llorar.
Lastima y golpea mi ego, me quedo inconsciente, me hace
sentir que camino sin tener a donde arribar, un lugar al cual llegar. Yo solo desconfío.
En su presencia tan indeseada me borra la sonrisa, me
humilla, me mese, me duerme. Los días son noches para mí, me apaga.
Intento tomar distancia y siempre me toma a la fuerza del
brazo y me arrastra. Me escondo y me encuentra. Lo más fácil es rendirme ante él.
Como la luna y las estaciones y como las olas del mar, estoy
consciente que siempre viene y va y siempre que llega es porque pronto se ira.
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